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Inicio del verano en Mi cayito o la verdadera “marcha del entusiasmo gay”

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Acabo de llegar de la playa Mi cayito, estoy cansado, no tengo ganas de escribir y parezco un piel roja de coger tanto sol. Por suerte,  mis colegas Ernesto Mastrascusa y Alejandro Ernesto colgaron en mi muro de Facebook algunas de las fotos que hicieron esa mañana durante el inicio oficial de la temporada veraniega (las imágenes a color son del primero y las en blanco y negro del segundo). Aquí los protagonistas sí son la verdadera comunidad LGBT de Cuba. Estas imágenes valen más que mil palabras…

Hubo mucha diversión, felicidad, amor… libertad con responsabilidad.

Mi socio Mastrascusa es buen fotógrafo, pero como heterosexual al fin, no escoge muy bien los modelos gay… (Y menos mal que no tomó una foto mía)

En esta carpa estábamos los muchachos y muchachas de Hombres por la diversidad, pero estaban todos los grupos de las redes sociales de CENESEX y los promotores del Centro Nacional de Prevención de las ITS-VIH/sida.

Como siempre, los activistas repartieron materiales educativos, condones, lubricantes y buenos consejos…

Las amigas del grupo de mujeres lesbianas compartieron con nosotros a guitarra limpia…

La música, el baile y la sensualidad no podían faltar, como en esta foto en blanco y negro de Alejandro Ernesto.

Nunca entendí muy bien qué le arreglaba este muchacho al otro, y por qué el asombro después…

Desfile para aquí, desfile para allá… todo el día fue de “marcha del entusiasmo gay” a lo largo y ancho de la playa.

La bandera multicolor ondeaba de un extremo a otro de Mi Cayito…

Todo mezclado… al ritmo de la conga que tampoco podía faltar.

(Hay otras muchas disponibles en http://www.cenesex.sld.cu/webs/diversidad/micayito.html



Once consejos gays para que sigas siendo heterosexual

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Ser un hombre heterosexual es bonito, ya lo creo que sí. No tienes que dar explicaciones de tu vida privada a la familia ni confesarle nunca a nadie con temor o solemnidad: “el problema es que a mí me gustan las mujeres”. Puedes tocarle las nalgas a un amigo o sentarte sobre sus piernas en el asiento del ómnibus sin complejos (de ambos). Tienes derecho a ser todo lo promiscuo que te dé la gana o para lo cual te alcance el dinero, y hasta muy posiblemente te aplaudirán por ello. En fin, una verdadera felicidad que me gustaría de todo corazón que pudieras conservar por siempre.

Los varones heterosexuales poseen, además, otras innumerables ventajas que debieran tratar de defender hasta con las uñas —mejor con los puños, que es más heroico—. Un grupo de ellos, por ejemplo, suelen proceder como sementales en serie que preñan a una mujer hoy y a otra mañana, para luego tranquilizar sus conciencias con ese falaz lugar común de que madre hay una sola y padre es cualquiera. Otros pueden ser también machistas, violentos, groseros, egoístas, abusadores, buscapleitos, escandalosos, exhibicionistas, pedófilos, violadores, sin que nadie jamás les cuestione o relacione tales conductas depredadoras con ninguna pérfida patología cuya causa presunta sería su (des)orientación sexual.

Por supuesto, también hay masculinidades menos nocivas y hasta muy positivas en este patrón. Hay esposos y padres modelos, trabajadores ejemplares y hasta intelectuales, enfermeros y artistas excelentes, de una heterosexualidad a toda prueba. Incluso no son pocos los que tienen un amigo gay o varios —muchos con sinceridad, otros como si cumplieran una cuota para poder decir que no son homofóbicos— y a veces hasta los reconocemos por eso, como si fuera un gran mérito.

Eso no quita, por cierto, que todavía muchas veces la mayoría de los heterosexuales tengan el buen tino para darse cuenta de que las personas lesbianas, gays, bisexuales o transexuales, con demasiada frecuencia solemos exagerar en eso de la discriminación y la homofobia, o queremos ir muy deprisa en superarlas, o somos incapaces de comprender de que hay asuntos mucho más importantes y serios y trascendentes y urgentes, como la actualización del modelo económico cubano, la implementación de los lineamientos del VI Congreso del Partido, el bloqueo norteamericano, las agresiones del imperialismo, en fin, cualquiera de esas grandes metas colectivas —y en ocasiones algunas que podrían parecernos inclusive bastante epidérmicas o circunstanciales— ante las cuales nuestras pequeñas e insignificantes vidas particulares, nuestras “preferencias” sexuales ya toleradas lo suficiente gracias a su magnánima paciencia y comprensión, nuestros más íntimos sentimientos, realizaciones y derechos como seres humanos, pueden —sencillamente— esperar.

Es por ese motivo que me siento en el deber de intentar ayudar a mis compatriotas del género masculino que son heterosexuales —fundamentalmente a los que habitan en La Habana, aunque determinados aspectos seguro funcionarán también en el resto del país, y quién sabe si en otras latitudes—, mediante algunas modestas recomendaciones prácticas que quizás podrían servirles —al menos coyunturalmente, mientras la ciencia heterosexual descubre si la homosexualidad es innata, genética, sociocultural, aprendida, política o viral— para que jamás corran el riesgo de perder esa tan elevada condición que, al parecer, la humanidad tanto necesita proteger de nosotros, los gays.

Aquí, los empíricos y humildes consejos de alguien que conoce y ha sido testigo de numerosas conductas heterosexuales de alto riesgo:

1.   Si vas por la calle, trata de no cruzar la vista con otro hombre; y en caso de que ello ocurra, no la sostengas mucho tiempo. Pero sobre todo, NUNCA te des vuelta para mirarlo otra vez después de sobrepasarle.

2.   Evita cualquier tipo de baño público, incluyendo los de las terminales de transportación colectiva, centros comerciales, estadios, cines y teatros; en caso de extrema necesidad, cuando ya estés en el urinario mantén la vista al frente, sin desviarla a los lados, ni siquiera con el rabillo del ojo. Ah, y no leas los grafitis obscenos en las puertas del retrete.

3.   Cuando vayas solo al cine, no te sientes en las filas más apartadas de los pisos superiores o en las más próximas a la pantalla. Si entras a una sala donde las películas no son de estreno y te percatas de que el público es exclusivamente masculino, huye inmediatamente.

4.   Bájate enseguida del ómnibus repleto donde “sin querer” te pegaste a los glúteos de otro hombre, este lo sintió y permaneció inmóvil sin ponerte mala cara, y a ti —para colmo— te excitó su proximidad (En el caso de que fueras tú a quien le rozaran el trasero y llegara a gustarte, entonces muy probablemente la única escapatoria a tu destino sería lanzarte debajo de las ruedas del mismo vehículo o del siguiente, pero no te lo recomiendo).

5.   Ten cuidado con tu apariencia física y el gimnasio: si te enamoras de tu propia figura, casi siempre terminarás admirando otra mejor que la tuya. Bajo ningún concepto cedas a la tentación de toquetear los potentes músculos de tu colega de ejercicios, para apreciar cuánto volumen ganó en el último mes; si él te lo pidiera, cierra los ojos, pálpalo, y piensa solamente en lo fuerte que está, y no en lo buenísimo que se ha puesto.

6.   No cambies camino por vereda, sobre todo si esta última es algún trillo o sendero apartado que frecuentan hombres solitarios. En caso de que obligatoriamente debas atravesar por sitios oscuros o andar por ciertas calles de madrugada, jamás te detengas y le preguntes a un extraño: “¿Qué haces, dando una vuelta?” o “¿Esperas a alguien?”

7.   Aprende a conformarte con el sexo que te proporciona tu pareja heterosexual. Resulta muy feo eso de salir por ahí a procurar ciertos favores con otros hombres, y luego querer librarte del cargo de conciencia con la socorrida frase de “¡Ay, si mi mujer me hiciera o me dejara hacer esto o aquello, yo no estaría aquí”!

8.   Asegúrate de tener la certeza interior, o sea, convéncete a ti mismo cueste lo que cueste, de que vas a las obras del grupo de Teatro El Público solamente porque le fascinan a tu novia o a tu esposa. Trata de no ir solo, sin que ella lo sepa, o con tus amigos varones: pues ya sabes que siempre hay hermosos desnudos masculinos y verlos puede crear hábito.

9.   Muérdete la lengua si te entran ganas de gritar ¡Bravo! en medio de una escena de ballet. Solamente al finalizar el acto o la función, aplaude de manera moderada, con palmadas enérgicas y viriles. Si no crees poder conseguirlo, no vayas. (Esto sirve también para los conciertos de las divas y los cantantes de moda)

10.               Concéntrate en el juego de béisbol, y no te fijes en ninguno de los peloteros (válido para cualquier deporte, pero más todavía en los casos de la natación y los clavados).

Y como recordatorio adicional, una adaptación libérrima de un precepto clásico del cine y la literatura cubanos, que no podía faltar:

11.               Si hay chocolate en la heladería Coppelia, no pidas fresa. O al menos opta por una ensalada mixta (Por suerte, el macho metrosexual —otro hombre nuevo— ya puede degustar todos los sabores, depilar su cuerpo, entresacar las cejas, lucir aretes, teñir su pelo, vestir de rosado y hasta enseñar el c…)

Espero, pues, les resulten útiles estas sanas advertencias. Son completamente gratuitas, y ni siquiera tienen que darme las gracias. Pero si no las siguen al pie de la letra, no me responsabilizo con los resultados. Suerte y que tengan una larga vida feliz y heterosexual.


Reabre fiesta gay de los Tuix o Del sótano a la cima

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Mi pareja y yo teníamos muchos motivos para festejar este fin de semana, y nos fuimos junto con varias de nuestras amistades del grupo Hombres por la Diversidad (HxD) a celebrar en la Fiesta de los Tuix, cuya reapertura en un local más céntrico y con mejores condiciones es una formidable noticia para los gays, lesbianas, bisexuales, transexuales y heterosexuales sin complejos de La Habana.

La nueva sede de la Fiesta de los Tuix, con proyección de videos musicales, efecto de luces y mucho espacio para bailar y compartir.

Siento particular cariño por este proyecto de discoteca contra la homofobia, cuyo nacimiento hice público aquí hace casi un año y que todavía hoy es una de las crónicas más leídas de esta bitácora. Aunque en este tiempo solo fuimos dos o tres veces a donde los Tuix —por mi culpa, claro—, cuando lo hicimos, la pasamos fenomenal.

Muy céntrica y de fácil acceso, en el tercer piso de la Sociedad Cultural Rosalía de Castro (ubicación destacada en color rojo, con la entrada por Egido)

En esta ocasión coincidían, además, el próximo cumpleaños de mi pareja —este jueves 27 de octubre—; un nuevo curso de Diversidad sexual y Derechos Humanos en el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX)donde él participa y a cuyos integrantes también embullamos—; y la invitación gratuita hecha por los organizadores de la fiesta para este fin de semana, con el propósito de promocionar su nuevo espacio.

Para repasar la historia de esta iniciativa, debo contarles que luego de funcionar con buena aceptación durante varios meses en El Sótano —un modesto restaurante estatal de La Habana Vieja que no pudo resolver los problemas de climatización en el caluroso local—, su creador, Navid Fernández Cabrera, empezó a buscar un sitio más confortable para la temporada de verano, que le permitiera conservar intacta la idea original: una discoteca para las personas LGBT de menores ingresos.

Una discoteca para los miembros de la comunidad LGBT con menores ingresos.

En julio, este incansable animador cultural hizo su segundo intento y coordinó el traslado de la fiesta hacia el restaurante Saturno, en el Vedado capitalino; pero la administración de aquel lugar —según me contaron fuentes cercanas al proyecto—reaccionó homofóbicamente en cuanto vio llegar a los primeros invitados, al extremo de devolver el dinero de la taquilla al público presente y cancelar el acuerdo en ese mismo instante, por un supuesto temor a reacciones de protesta entre los vecinos.

Viernes y sábado, desde las 10 de la noche en adelante. Más información, llamar a los teléfonos 2026778, al móvil 53538501 o escribir a tuixpadre@inbox.im

Pero como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga. La Fiesta de los Tuix tiene ahora su guarida en un amplio salón del tercer y último piso de la Sociedad Cultural Rosalía de Castro, a solo dos cuadras del céntrico Capitolio Nacional, en Egido y Dragones. La entrada cuesta un peso convertible (equivalente a 25 pesos cubanos) y abrirá viernes y sábados, desde las diez de la noche hasta la madrugada.

La sede es un complejo recreativo con múltiples y atractivos espacios. En la foto, de izquierda a derecha: Alejandro, Paquito, Miguel Ángel y Rey, del grupo Hombres por la Diversidad.

Con el atractivo adicional de que esa conocida asociación gallega en Cuba enriquece a sus visitantes nada más que de pisar su sede —una vetusta y monumental edificación típica de nuestra ciudad antigua, con anchas escalinatas y pasillos alrededor de un patio central—, la cual incluye todo un complejo recreativo, con bar, restaurante, entre otras instalaciones.

De hecho, en el segundo piso hay una primera discoteca, cuyo público habitual parece ser la población más ostensiblemente heterosexual de los alrededores, lo cual es un buen síntoma de que todos y todas podemos coexistir en paz y armonía. Los porteros, amables y respetuosos, por alguna razón enseguida identificaban a quienes íbamos hacia la Fiesta de los Tuix: “La de ustedes es en el tercero”, nos decían muy solícitos.

El ron Planchao que muchos compran fuera de la instalación es una manera de evadir los altos precios en pesos convertibles de las bebidas en la Sociedad Rosalía de Castro, un problema por resolver.

Para que esta opción cumpla mejor con su propósito de ser una alternativa más económica frente a otros espacios LGBT ya existentes en la ciudad, ahora solo queda por resolver que los organizadores logren negociar con los directivos de la Sociedad Cultural —tal y como anunció Navid este sábado— la posibilidad de que haya ofertas de bebidas en pesos cubanos o, al menos, en ambas monedas, y que abaraten un tanto sus precios.

Por lo demás, hay muy buena música, una pantalla gigante, efectos de luces, adecuada ventilación y hasta un tabloncillo o escenario de madera que permite a los más osados y osadas realizar en público sus más arriesgadas fantasías escenográficas, con aplausos incluidos, al ritmo de Lady Gaga o Beyoncé.

Los más valientes suben al escenario a bailar como si fueran Lady Gaga o Beyoncé.

Aún en medio del jolgorio, siempre hubo necesidad y disposición para algún activismo, cuando un joven presumiblemente transexual proveniente de la oriental provincia de Granma —a quien al inicio confundí con una muchacha que formaba con su novio una linda pareja heterosexual de mente amplia—pidió orientación al coordinador de HxD, para saber cómo podía recibir asesoría o apoyo del CENESEX, porque en su centro de estudios le prohíben manifestar su identidad de género, muy femenina.

En cuanto al baile, los romances, el despelote y la diversión, no les aburriré con descripciones, porque son bastante ilustrativas algunas de las fotografías de la cámara digital que mi amigo Alejandro me prestó, para poder mostrarles a ustedes cómo es la Fiesta de los Tuix.

Y yo que no soy bobo, también me divertí...

También tomé ciertas imágenes que preferí censurar, en solidario socorro de varios “modelos” que sufrieron una dramática transformación bajo los efectos del consumo —muy moderado— de alcohol y tras el avance implacable de la noche. ¿Adivinan quiénes fueron?


Mostrar la diversidad es prevenir o dos años sin vacaciones

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Vísperas del día mundial de la lucha contra el VIH/sida y ya muy próxima la fecha en que esta bitácora cumple sus dos años de existencia, quiero compartir con ustedes un artículo de reciente publicación donde abordo el tratamiento de la epidemia en los medios de comunicación de Cuba, junto con unas previas, pocas y breves confesiones sobre los efectos y afectos que ha provocado en mí esta trepidante aventura del blog.

Debo admitir que cuando pulsé la tecla “publicar” aquella madrugada del 4 de diciembre —casualmente un día que en la Isla muchas personas suelen vestir de rojo para celebrar a Santa Bárbara o Changó—, no tenía ni la más remota idea de lo qué iba a suceder después.

Durante estos 24 meses, sin embargo, han sido incontables las sorpresas, alegrías y satisfacciones que me ha proporcionado esta vertiginosa experiencia comunicativa, en primer lugar un incomparable aprendizaje a partir del libre, franco e “inmoderado” intercambio de opiniones y discrepancias con personas conocidas y desconocidas, ya sea dentro de la página e incluso fuera de ella.

Jamás imaginé que este ejercicio de nudismo sentimental —como al inicio le llamé a esta travesura, pues quienes me conocen desde antes saben que con anterioridad nunca hice algo parecido, ni en público ni en privado— me arrastraría luego a otros compromisos, militancias y activismos, en mi afán por intentar devolver siquiera un poco de tanto cariño, preocupación e interés como he recibido en estos —parafraseando el título de aquella novela de Julio Verne— dos años sin vacaciones.

Agradezco, pues, hasta el infinito y más allá, a quienes —amistades o no— leen, comentan, apoyan, critican y hasta despotrican en este espacio, por acompañarme y dedicar a Paquito el de Cuba un poco de su escaso y valioso tiempo en el mundo virtual y muchas veces también en la vida real.

A continuación, el trabajo periodistíco que acaba de editar el boletín Género y Comunicación, del Servicio de Noticias de la Mujer de América Latina y el Caribe (SEMlac), publicación electrónica gratuita  que es posible recibir mediante una solicitud de inscripción a semcuba@ceniae.inf.cu, o consultar sus materiales en http://comunicacion.redsemlac-cuba.net/

Medios de comunicación, VIH/sida y género: Mostrar la diversidad es prevenir

Por: Francisco Rodríguez Cruz

Especial para Género y Comunicación

Una persona que conozco muy de cerca transitó por una etapa muy curiosa de su vida donde dejó de leer, escuchar, ver cualquier mensaje preventivo, información o historia que abordara la existencia y consecuencias del VIH/sida. No lo hacía precisamente por negar el problema, sino porque tenía conciencia de que asumía conductas sexuales de riesgo y optó por cerrar los ojos. Su reacción solo cambió cuando finalmente lo diagnosticaron como seropositivo, entonces ya era tarde.

Los medios de comunicación en Cuba abordan con bastante frecuencia la epidemia de VIH/sida, para algunos incluso más de lo que sería deseable. Sin embargo, los resultados de ese empeño por divulgar, prevenir y hasta novelar el asunto no son necesariamente los más halagüeños.

Aunque el país mantiene un 0,1% de prevalencia del virus en su población entre 15 y 49 años, la más baja en el área del Caribe y una de las menores en el mundo; según los datos que ofrece el doctor Jorge Pérez Ávila en su reciente libro Sida: nuevas confesiones a un médico, las nuevas infecciones continúan en aumento. Desde el 2007 sobrepasaron los 1200 casos por año, con un incremento progresivo que arrojó más de 1800 nuevos diagnósticos en el pasado 2010.

Por supuesto que en estos índices inciden múltiples y muy diversos factores sociales, culturales, médicos y hasta económicos, y no sería exacto ni justo atribuir la responsabilidad del aumento de la infección con el letal virus a lo que hacen o no, mejor o peor, los medios de comunicación de la Isla.

No obstante, quisiera compartir algunas valoraciones personales sobre las posibles falencias en el abordaje del VIH/sida en nuestra prensa escrita, en la radio y en la televisión en términos generales, sin detenerme a hacer la crítica de uno u otro espacio o programa específico.

Lo primero sería decir que esta apreciación acerca de la presencia del tema en los medios de comunicación depende, al menos, de tres grandes perspectivas: cómo la perciben quienes viven con el VIH/sida, los grupos más vulnerables o de mayor riesgo y el público en general que no siente —aunque debiera— ninguna identificación con el problema.

Según ese tamiz las opiniones podrían ser muy discordantes. Entre la mayoría de la población que no tiene conciencia del peligro o considera que sus conductas son seguras y no tienen por qué mostrar preocupación al respecto, podría existir la sensación de que hay suficiente mención sobre el VIH/sida, e incluso demasiada insistencia sobre el tema en los medios. Saben que existe el virus y la enfermedad, les preocupa razonablemente la infección de sus familiares o la propia, y no logran entender muy bien por qué, a pesar de todo lo dicho sobre la pandemia, el problema continúa.

Para los grupos de mayor riesgo la situación quizás es un tanto diferente. El 81% de las personas con VIH/sida en Cuba son hombres y, dentro de ellos, un porcentaje similar o mayor tienen o tuvieron sexo estable u ocasional con otros hombres. Quizás dentro de ese segmento de los Hombres que tienen sexo con hombres (HSH) ocurra la mayor falta de identificación con lo que los medios de comunicación proponen al respecto —y la consiguiente negación del fenómeno—, porque son realidades en muchos casos invisibles, como resultado de la cultura homofóbica que no permite todavía a la sociedad cubana asumir con naturalidad la existencia de otras orientaciones sexuales no heterosexuales.

En el caso de las personas seropositivas la percepción del reflejo que hacen los medios sobre el VIH/sida es probablemente mucho más crítica. Detectan no solamente los vestigios del estigma y la discriminación que todavía pudieran contener ciertos argumentos, sino que también aprecian con mayor facilidad las tensiones sociales que esta infección genera solamente por ser de transmisión sexual, y las contradicciones y endeblez de buena parte de los mensajes y contenidos que intentan abordar una realidad que la sociedad quisiera evitar, pero sobre la cual le molesta hablar y, definitivamente, preferiría no mostrar o, en algunos casos, ni siquiera reconocer.

Por ejemplo, muchos de las menciones preventivas sobre el uso del condón que vemos o escuchamos en la radio y la televisión, o en las imágenes impresas, tienen como protagonistas a parejas heterosexuales jóvenes, sin conflictos sociales serios que impidan su relación.

Sin embargo, las historias en los medios de comunicación donde las personas contraen el VIH/sida suelen ser los suplicios existenciales de personajes irresponsables -ahí sí homosexuales o bisexuales- con un enfoque tendencioso, o cuando menos simplista, no lejano incluso en ocasiones a ciertas reaccionarias teorías de algunas iglesias que asocian esta enfermedad con el “error” de asumir la sexualidad como disfrute y derecho, y con el consecuente castigo divino, por no cumplir con determinados preceptos “morales” que pretenden negar o disimilar esa condición humana.

Por supuesto que tampoco sería prudente englobar en un mismo saco todo lo que hacen los medios de comunicación sobre el VIH/sida.

Hay diferencias ostensibles entre la abundancia de los mensajes de bien público —spots o menciones, afiches, sueltos, etcétera—, cuyas principales dificultades suelen ser la poca sutileza de abordajes no siempre sugerentes ni exactos, así como una pobre calidad formal; las secciones especializadas y los programas didácticos o con un enfoque preventivo, que casi siempre abordan el tema desde la salud pública y sin profundizar en toda la complejidad social y cultural del VIH/sida.

También difieren entre sí los espacios informativos que suelen presentar los avances científicos en relación con el estudio del virus y en la contención de la enfermedad, ya sea en Cuba o en el mundo —casi siempre con demasiados elogios hacia lo interno y un contraste crítico muy poco objetivo con la experiencia internacional—; y los géneros dramatizados o de ficción, donde las incursiones en el VIH/sida son mucho más esporádicas pero con mayor impacto y siempre muy polémicos, entre otros motivos por la inconsistencia o no correspondencia de guiones y personajes con la realidad que la población percibe, o como consecuencia de la manera de presentar los conflictos, formal o conceptualmente.

Pero todavía hay realidades que quedan fuera de los medios. Por ejemplo, a estas alturas del siglo XXI el sida en Cuba constituye una enfermedad crónica trasmisible, pues el 87% de las personas con un diagnóstico positivo desde el 2001 permanecen vivas, según los datos que aporta en su libro el doctor Pérez Ávila.

En un país pequeño y bloqueado por los Estados Unidos esto es un verdadero logro de la salud pública, que provee de tratamiento antirretroviral al 100% de los pacientes que lo requieren, el 76% solo con los medicamentos genéricos que Cuba produce y el otro 24% con esquemas mixtos, donde al menos uno de los fármacos de su triple terapia es de factura nacional.

Sin embargo, no recuerdo ningún personaje real o de ficción en los medios de comunicación cuya coexistencia con el VIH/sida tenga un abordaje natural, donde ese sea otro dato más en la caracterización de ese ser humano tan complejo y multifacético que somos y no el centro de un relato con un principio o un final trágico o melodramático.

Cuando existen esos acercamientos al tema en la programación dramatizada de la radio o la televisión, las historias terminan casi siempre con momentos límites como la muerte o la comunicación del diagnóstico, pero no abordan la vida enriquecedora que una cubana o un cubano pueden tener en este país, incluso con VIH/sida, sin renunciar por ello a decir también que esta es una enfermedad prevenible, sin cura y mortal.

Y me detengo para hacer referencia a la mujer, cuya vulnerabilidad ante la epidemia proviene precisamente de muchas de esas construcciones culturales erradas que todavía arrastramos en una sociedad machista y patriarcal.

El tratamiento en los medios de la infección entre las mujeres es casi siempre de carácter informativo, y las campañas de prevención y los productos comunicativos que buscan abordar las experiencias femeninas en relación con el VIH/sida, padecen —en mi criterio— de una franca debilidad: atacar los efectos y no las causas del problema.

La principal vía de contagio para las mujeres en Cuba son sus parejas estables, ya sea en el matrimonio o por uniones consensuales, con hombres bisexuales u homosexuales que ocultan o no reconocen su orientación sexual por la presión social y cultural sobre ellos.

La mujer es, por tanto, una víctima indirecta de la homofobia en Cuba. Los medios de comunicación, por el contrario, prestan menos atención a este fenómeno y tienden a responsabilizar a la infidelidad conyugal, a la promiscuidad o a otras conductas individuales dentro del todavía bastante oculto tema de la sexualidad humana y su diversidad.

Por ello resulta de gran relevancia que entre los puntos a debatir en enero próximo durante la primera Conferencia del Partido Comunista de Cuba luego de su VI Congreso esté uno que plantea “Reflejar a través de los medios audiovisuales, la prensa escrita y digital, la realidad cubana en toda su diversidad en cuanto a la situación económica, laboral y social, género, color de la piel, creencias religiosas, orientación sexual y origen territorial” (el subrayado es del autor), lo cual es un inédito y necesario reconocimiento de la urgencia de mostrarnos tal y cómo somos, en todos los aspectos de la vida, incluyendo la imprescindible educación sexual, cuyas carencias tanta relación guardan con el virus del sida y su propagación.

Lograrlo contribuiría, sin dudas, a un reflejo más exacto, una aproximación más útil y un tratamiento más eficaz en el abordaje del VIH/sida en los medios de comunicación y, consecuentemente, en resultados todavía mejores para Cuba en el enfrentamiento de la epidemia.


Mi ponencia sobre sexualidades “disidentes” o qué pinta un periodista en un congreso de sexología

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Llevo casi dos días frente a la computadora escribe que te escribe, porque debo coordinar el martes próximo una mesa de discusión en el Sexto Congreso Cubano de Educación, Orientación y Terapia Sexual, cuyo título es De las cavernas a la era digital: nuevas formas de vivir la sexualidad, y estoy muerto de miedo, así que espero poder contar con la ayuda de ustedes para revisar, abreviar si es posible y mejorar mi manuscrito.
En medio de este compromiso que me crea la invitación y confianza del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), institución que organiza el encuentro, tendré también que asumir por primera vez la cobertura periodística de una cita de este tipo, junto con mi querida y muy experimentada colega Carmen Alfonso, quien dirige desde hace muchos años la página de Salud de Trabajadores.
Por eso este jueves tuve que hacer un paréntesis para ir como reportero a la conferencia de prensa que ofreció a los medios nacionales y extranjeros Mariela Castro Espín, directora del CENESEX. La nota que redacté para la edición digital a partir de sus declaraciones les dará una idea mínima del alto nivel científico del congreso, y si leen el programa completo, entenderán mejor por qué me parece tan extraña —y me pone tan nervioso— esta participación mía, por una parte como periodista en un tema que nunca atendí como profesional; y por la otra, como activista LGBT en medio de médicos, educadores, juristas, psicólogos, sociólogos y sexólogos, con grados científicos, doctorados y maestrías.
Todo ello ocurrirá, además, solo pocos días antes de la primera Conferencia del Partido Comunista de Cuba, que debe discutir tanto el problema del funcionamiento de la prensa, como el del respeto a la diversidad sexual. Por el momento, ya tuvimos la agradable sorpresa de que el periódico Granma, en su edición impresa y digital, citó las palabras de Mariela Castro sobre la importancia de que la discriminación por orientación sexual e identidad de género apareciera en el documento base de esa reunión “como un paso de avance que puede ayudar a desarticular los prejuicios que aún actúan en nuestra sociedad”.
No les aburro más, y les ruego encarecidamente a quienes tengan tiempo y paciencia, que me ayuden con las correcciones y las sugerencias que consideren necesarias para ver si juntos logramos salir mejor de esta nueva escaramuza, pues los lectores y comentaristas de esta bitácora también son, en gran medida, responsables de este rollo en que ahora estoy.

El debate político en internet acerca de las sexualidades “disidentes”. Caso Cuba

Lic. Francisco Rodríguez Cruz
Autor del blog Paquito el de Cuba, jefe de Información del semanario Trabajadores, activista por los derechos LGBT, miembro del grupo Hombres por la Diversidad (HxD) y colaborador  del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).

Tengo ante mí la doble tentación de intentar hacer una ponencia que remede un enfoque académico para el cual no tengo ni la formación ni las aptitudes de varios de los colegas que me precedieron, o de expresarme como periodista y provocador, misiones que me son mucho más cercanas y gratas.
El título que seleccioné, ya de por sí trata de ubicarnos en el centro de una arista muy polémica del debate político alrededor de nuestro país. Internet, sexualidad, disidencia, son palabras que con frecuencia los medios de comunicación internacionales utilizan, sin pizca de inocencia y con mucho de automatismo culpable, cuando abordan la realidad cubana.
En cualquier parte del mundo, la diversidad de formas de expresión de la sexualidad entre los seres humanos contiene un amplio trasfondo político, como resultado de los modelos que impone o favorece el poder hegemónico en cada época y lugar, y de la discriminación y los prejuicios que padecen las manifestaciones que difieren de esas visiones predominantes y a menudo excluyentes.
La discusión sobre el respeto al derecho a la libre orientación sexual e identidad de género posee una gran actualidad en el mundo, y con frecuencia tiene amplia repercusión en las políticas internas de cada país.
De hecho, las reivindicaciones de los movimientos LGBT ya forman parte de los manejos partidistas y electorales en la mayoría de los estados que asumen el modelo de las democracias representativas, como otra expresión, en última instancia, de los intereses económicos de los grupos de poder. Pues, como sabemos, con el transcurso del tiempo, el capital descubrió y asimiló a las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, junto con sus necesidades y aspiraciones, como otro nicho más del mercado, y por tanto, de la política.
Cuba, con una propuesta democrática contra-hegemónica y sobre la base de los ideales socialistas, no es tampoco ajena a esa evolución y mayor visibilidad del debate sobre las sexualidades que se apartan de la norma, no exento además de las complejidades y especificidades de nuestro proceso histórico.
Como afirmó Mariela Castro Espín, directora de CENESEX, en una reciente entrevista para el portal Cuba Sí, “La Revolución cubana significó no solamente el logro de la tan anhelada soberanía nacional, sino también un complejo proceso de creación y puesta en práctica del proyecto de justicia, equidad social y solidaridad que se ha construido y defendido durante estos 53 años. Este escenario propició la confrontación y el diálogo entre generaciones, patrones culturales, clases y estratos sociales; fueron cuestionados los viejos paradigmas de poder basados en la dominación y la explotación, heredados del sistema colonial español y el neocolonial de los Estados Unidos”.
Paradójicamente, en contraste con la aplicación desde el mismo triunfo revolucionario de políticas contra la pobreza y las desigualdades sociales por cualquier motivo, particularmente explícitas en los casos de la discriminación  racial y de la mujer,  múltiples factores culturales provocaron que no sucediera lo mismo en relación con las sexualidades no heterosexuales.
Como argumentó el CENESEX durante el proceso de consultas previo a la próxima Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba, “la aplicación de la Reforma Universitaria, la distorsión del concepto de las unidades militares de apoyo a la producción (UMAPs), el llamado Quinquenio Gris, la crisis migratoria del Mariel, continúan teniendo un nefasto impacto político en la historia de la Revolución, al ser utilizadas de forma oportunista en las campañas orquestadas por sus enemigos dentro y fuera de Cuba”.
Sin embargo, el proceso de implementación de los lineamientos que aprobó el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba demuestra que la Revolución continúa su avance hacia un modelo económico y social más participativo, inclusivo y descentralizado, lo cual incluye el aporte de todas y todos, con independencia de nuestra orientación sexual e identidad de género, para continuar con el desarrollo del país y poder satisfacer las necesidades materiales y espirituales de nuestro pueblo, incluyendo el pleno disfrute de todas las variantes de la sexualidad humana.
La política del gobierno cubano de estimular el debate económico y social y el planteamiento reiterado del presidente Raúl Castro de no temerles a las discrepancias de criterios, está teniendo también su reflejo en una discusión más profunda, abierta y sistemática de los problemas relacionados con el derecho a la libre orientación sexual e identidad de género, y de las nuevas concepciones y necesidades para el mejor desenvolvimiento de la familia cubana.
Este empeño se inserta dentro de los esfuerzos para el fortalecimiento de valores basados en los principios de justicia, igualdad y no discriminación en nuestra sociedad, en este caso particular, el respeto a la libre orientación sexual e identidad de género, que en el socialismo  debe ser un valor tan importante como cualquier otro: patriotismo, laboriosidad, honradez, solidaridad, dignidad, etcétera.
Internet, las publicaciones digitales, los blogs personales y las redes sociales son hoy en el contexto cubano el espacio donde tal vez más representación y fuerza tiene esta polémica pública, desde dentro y fuera del país.
Como nos permitió evaluar nuestra colaboración con CENESEX en la estrategia comunicativa para la IV Jornada cubana contra la homofobia que tuvo lugar en mayo del 2011, aunque hubo un sustancial avance en la divulgación, sobre todo durante ese quinto mes del año, todavía hay resistencia en los medios de prensa tradicionales y en los decisores para la promoción y divulgación de los temas de diversidad sexual, en los órganos nacionales y provinciales.
El origen de tal prejuicio hacia el abordaje del tema en los medios de comunicación parte del temor a un sobredimensionamiento de la problemática de la homofobia en la realidad cubana y hasta de un supuesto abuso o saturación en cuanto a los contenidos relativos a la diversidad sexual, bajo el pretexto de lograr una gradualidad que evite el efecto boomerang o de rechazo en la mayoría de la población heterosexual que “todavía no está preparada”.
No sería justo dejar de reconocer que durante este último año fueron más los espacios y mensajes relativos a la diversidad sexual en los medios de comunicación masiva, distribuidos a lo largo de todo el periodo, aunque todavía hay preocupaciones por desconocimiento, estigmas y falsos tabúes. De manera que quienes abogamos por un reflejo mayor de las distintas expresiones de la sexualidad en nuestra prensa no estamos satisfechos con lo alcanzado, pues no siempre existe igual comprensión entre directivos y realizadores, y aún es posible detectar enfoques que evidencian poca profesionalidad y falta de rigor científico al abordar estas cuestiones.
Por otra parte, tanto las Jornadas cubanas contra la homofobia como otras iniciativas en este terreno, han tenido un impacto en la prensa internacional, con un balance positivo para la imagen de la Revolución cubana. Por supuesto que ello no está exento de enfoques críticos, fundamentalmente por el énfasis en los errores de homofobia y discriminación de épocas anteriores, que en algunos casos llegan a ser francos intentos por desacreditar, desvirtuar, restar importancia o personalizar los esfuerzos actuales por superarlos, para atribuirles motivaciones políticas censurables.
A pesar de las conocidas limitaciones tecnológicas objetivas que tenemos en Cuba como consecuencia del bloqueo del gobierno de los Estados Unidos, medios alternativos como los sitios institucionales y de los grupos de activistas, los blogs personales y las redes sociales, las ediciones digitales de algunas publicaciones nacionales y provinciales, los boletines electrónicos y otras vías informáticas en Internet o en la intranet, se han convertido en un eslabón clave para educar, informar y polemizar  sobre derechos sexuales y otros temas relativos a la lucha contra la homofobia, con la participación de un segmento no despreciable de cubanas y cubanos, fundamentalmente jóvenes.
En ese contexto, ha resultado esencial el trabajo en sitios web institucionales, la blogosfera y las redes sociales de activistas y otros aliados, a partir del adelanto de informaciones y declaraciones exclusivas para los medios digitales e internet, y la participación en polémicas sobre el derecho a la libre orientación sexual e identidad de género en las ediciones digitales de los medios nacionales.
Las nuevas tecnologías también han facilitado el debate y divulgación en relación con el respeto a la libre orientación sexual e  identidad de género. Existen más de una docena de sitios, blog y páginas que de una u otra forma abordan esta temática desde Cuba con regularidad*, junto con otros medios digitales que la tratan eventualmente.
No obstante, todavía es perceptible la necesidad de una mayor capacitación de periodistas, blogueros, comunicadores en general, en relación con la diversidad sexual y los derechos sexuales y en cuanto a manifestaciones artísticas como el transformismo, para que sean capaces de elaborar informaciones interesantes e instructivas, con argumentos sólidos y convincentes, a favor del respeto a la diversidad sexual.
Percibimos que incluso entre colegas y amistades con mayor compromiso en el tema —incluso nos pasa a nosotros mismos los activistas LGBT— no siempre tenemos todos los elementos para desarticular ese enfoque político tendencioso contra lo que hacemos en Cuba por superar los problemas todavía existentes.
No obstante a ello, el impacto de este incipiente pero intenso intercambio ha podido notarse, sino ya en toda la población cubana, al menos sí en un importante grupo de decisores, al convertirnos mediante estas vías alternativas en las fuentes de información a las que acuden muchas veces las agencias internacionales acreditadas en la Isla y otros órganos de prensa fuera de Cuba, lo cual casi siempre recibe atención priorizada por las autoridades del país.
Tal vez el ejemplo más ilustrativo en este sentido fue la corriente de opinión que logramos entre los blog de varios activistas LGBT y el CENESEX, a partir de las votaciones de la delegación de Cuba en la Asamblea General de la ONU durante los debates de la resolución sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias en noviembre y diciembre del 2010.
A partir de un primer voto en la tercera comisión de ese organismo a favor de una enmienda generalizadora que retiró del documento la mención expresa a la orientación sexual y la identidad de género como una de las causas de tales crímenes, las declaraciones públicas hechas en las páginas personales y sitios de los grupos de activistas y del CENESEX, con repercusión en las agencias que siguen el tema, conllevó a un diálogo directo con la Cancillería de nuestro país, y a una corrección de la postura oficial de la Isla, más en concordancia con nuestra política interna, durante sendas votaciones posteriores en el plenario, primero de otra enmienda que reincorporó el término y luego del cuerpo íntegro de la resolución, la cual tuvo el voto favorable de Cuba y una explicación pública de la posición de nuestro gobierno.
Esta concertación entre los activistas, el CENESEX y el Ministerio de Relaciones Exteriores funcionó nuevamente en marzo de 2011 de modo muy fluido y sin contradicción alguna, lo cual sirvió para que Cuba figurara entre los 84 países que firmaron la Declaración contra actos de violencia y violaciones de derechos humanos motivados por orientación sexual e identidad de género, en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
No menos fructíferas, ya sea por su repercusión en los medios internacionales o por sus modestos resultados prácticos hacia el debate interno en el país, resultaron otras iniciativas que nacieron de este activismo en Internet, entre las cuales podemos citar la declaración de las redes sociales de CENESEX sobre la próxima Conferencia del Partido, que vio a la luz en diciembre último; el planteamiento institucional y en los blog sobre la necesidad de incluir en el Censo 2012 el registro de las familias homoparentales que así lo deseen —propuesta todavía en discusión con la Oficina Nacional de Estadísticas—; y la declaración del grupo Hombres por la Diversidad (HxD) sobre proyecto de ley para un nuevo Código de Familia, en septiembre 2011 y el seguimiento sistemático de la situación de esta propuesta legislativa.
También estos espacios de comunicación alternativos sirvieron para visibilizar otros momentos muy simbólicos como la presencia de representantes de la comunidad LGBT en la revista militar y desfile popular del 16 de abril, con motivo del 50 aniversario de la victoria de Playa Girón y la declaración del carácter socialista de la Revolución, y en las manifestaciones por el Primero de Mayo en la Plaza de la Revolución; o en noviembre pasado, durante el despliegue por primera vez de la bandera del arcoíris que identifica al movimiento LGBT en el Pico Turquino, el punto más alto de Cuba.
También sobresalen las alertas, denuncias y propuestas sobre problemas puntuales que enfrentan las personas LGBT nuestra vida cotidiana, como resultado de los prejuicios culturales y la discriminación todavía presente, ya sea en conflictos por actuaciones inadecuadas de miembros de la Policía, o en la promoción y defensa de la existencia de espacios propios de recreación y esparcimiento, privados o institucionales, incluyendo las propuestas que surgen desde CENESEX, como las peñas de los grupos de activistas o el Cine club diferente.
Esta es, además, otra vía para la desarticulación de campañas propagandísticas contra la Revolución y el socialismo, en particular de desenmascaramiento de los intentos intervencionistas del gobierno de los Estados Unidos en nuestros asuntos internos, en específico el financiamiento a pequeñísimos grupos que colaboran dentro del país con esos propósitos —la mal llamada disidencia—, algunos de ellos tras la pantalla de una defensa de los derechos de las personas LGBT. Esta representación espuria la asumen con muy poco rigor científico y ético, una casi nula influencia entre nuestra comunidad, pero con la repercusión mediática que les garantizan una parte de los medios de comunicación al servicio de los poderosos intereses del capital, en contra de cualquier proyecto socioeconómico y político alternativo que desacate su hegemonía global.
En ese contexto, la evidente intencionalidad política de las escasas acciones de estos minúsculos grupos contrarrevolucionarios para tratar de desacreditar el trabajo del CENESEX y de los activistas LGBT vinculados o no a esa institución, y su documentado vínculo con la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en Cuba, hacen que en este tema en específico su credibilidad sea bastante escasa entre las agencias y medios de prensa extranjeros, aún cuando algunos de ellos acudan con cierta frecuencia a sus muy contados miembros, para utilizarles como contrapartida en un discurso periodístico que pretende así dar muestras de una supuesta objetividad.
No obstante,  esta “disidencia” LGBT que aspira a la restauración del capitalismo en Cuba, emplea también las vías alternativas de comunicación como los blog y las redes sociales, para manipular e incluso fabricar hechos de discriminación por orientación sexual e identidad de género que puedan ocurrir o no en el país, para magnificarlos y asociarlos con la Revolución y nuestro proyecto social.
De modo que sí en cualquier país capitalista una persona homosexual, bisexual o transexual sufre un maltrato o una violación flagrante de sus derechos humanos, nadie probablemente relacionaría ese suceso con una necesidad de desintegrar o sustituir aquel injusto sistema socioeconómico, pero si ocurre en Cuba, siempre vendría a ser para tales “disidentes” y sus patrocinadores, una prueba de que el socialismo es el problema, cuando este tal vez podría ser el ordenamiento en mejores condiciones, por su propia esencia humanista, para superar tales prejuicios culturales e históricos.
Finalmente, quisiera expresar mi satisfacción y agradecimiento por el apoyo, estímulo y afecto que he recibido desde que hace ya más de dos años nació mi bitácora Paquito el de Cuba, la cual solo pretende ser una modesta contribución a este debate que requiere cada día, y estoy seguro que tiene y tendrá, otras muchas y mejores  voces.
Este espacio tan personal que comenzó como una vía para escribirle a mi hijo, explicarle y explicarme hacia el futuro, comunicarme con amistades antiguas y nuevas, y expresar mis más íntimos sentimientos, contradicciones, dudas existenciales y sueños, como martiano, periodista, homosexual, comunista, padre y seropositivo, devino además en un compromiso adicional con un activismo que no me esperaba, y en el intenso aprendizaje que me proporcionan las puertas siempre abiertas del CENESEX y la sensibilidad y espíritu aglutinador de sus colaboradores y especialistas, una deuda de gratitud que nunca seré suficientemente capaz de honrar.
No obstante, tengo la convicción de que para vencer a la homofobia y afianzar esta labor por el derecho a la libre orientación sexual e identidad de género, no basta con la labor aislada de una sola institución y de los activistas LGBT y H —porque comparten ese empeño con nosotros muchas personas heterosexuales—, seamos más o menos los que nos sumemos: es necesario la capacitación y el empoderamiento progresivo de los grupos sociales vulnerables, para que como ciudadanos libres y conscientes, podamos exigir y negociar nuestros derechos dentro de los cada vez más amplios marcos de participación que vayamos construyendo en el sistema político cubano, y asumir también nuestros deberes hacia el resto de la sociedad.
Para alcanzar en Cuba este mayor reconocimiento de nuestros derechos sexuales, obligatoriamente tendremos que realizar acciones de incidencia política en todos los niveles de la sociedad, y aprovechar al máximo cualquier resquicio posible. El debate sobre la sexualidad en el ciberespacio, con la participación de todas y todos los que tengamos la posibilidad y la disposición de sostenerlo, es y será cada vez más, entonces, una urgencia para quienes pretendemos la legitimización de esas otras formas “disidentes” —pero que pudiéramos llamar también “rebeldes” o “revolucionarias”— de, simplemente, amar.
Muchas gracias.
*Destacan entre esos espacios virtuales la nueva página institucional de CENESEX y el sitio de Diversidad Sexual, y páginas personales como: Fresa y chocolate, de Ricardo Olbera, promotor y consejero ITS/VIH/SIDA, Homo@sapiens.cu, de Alberto Roque, médico y especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX); K1000G , de Camilo García, jefe del departamento de Comunicación Social y Relaciones Públicas del CENESEX; Discriminación Cero , de Reinaldo Cedeño, periodista santiaguero; Negra cubana tenía que ser, de Sandra Álvarez; HxD, del grupo de Hombres por la Diversidad del CENESEX; En 2310 y 8225, de la activista Yasmín S. Portales Machado; El Nictálope, de Maikel González, periodista de la radio del municipio de Sagua la Grande, en Villa Clara; Paquito el de Cuba, de Francisco Rodríguez, periodista y jefe de información del semanario Trabajadores; Letra con género, de Isabel Moya, periodista y directora de la Editorial de la Mujer; Mujeres Intimidades, de Aloyma Ravelo, periodista de la revista Mujeres; El blog de Mariela Castro, de la directora del CENESEX; y TransCuba, de Marta María Ramírez, periodista del CENESEX.


Una encuesta para los HSH del Caribe o ¡A ganar la emulación, cubanos!

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Las encuestas anónimas son como la versión laica de los confesionarios católicos —con la ventaja de que no implican pecados ni penitencias—; y acabo de completar una verdaderamente abarcadora, que no debería dejar de responder en Cuba ningún hombre homosexual o que tenga relaciones sexuales con otros hombres —y que además tenga conexión a Internet para poder hacerlo—.

El cuestionario electrónico, cuyo título es CARIMIS  (Caribbean Men’s Internet Survey), con la dirección http://www.carimis.org/espanol.html, nos ofrece además la oportunidad de participar en una muy seria investigación de ONUSIDA para todo el Caribe, que según Ernest Massiah, director de ese programa en nuestra área geográfica, permitirá “utilizar sus resultados en los diálogos con los gobiernos de la región”.

Los organizadores de esta encuesta —que no solo nos pregunta, sino también nos enseña, y mucho— parten de la premisa de que mediante Internet es más fácil evitar el desafío del estigma, pues nos permite una mejor comunicación entre los hombres que tenemos sexo con otros hombres.

Al respecto, el directivo de ONUSIDA para el Caribe explica que existen algunos sitios web que tienen gran utilización por parte de los hombres de la región, y cita como ejemplo a www.gayromeo.com , donde hay casi mil 300 cubanos registrados (¡Tendré que “apuntarme” allí también!).

De acuerdo con los especialistas, la red de redes representa una gran oportunidad para llegar a quienes que no participan en los grupos comunitarios, de activismo y de prevención del VIH/sida, lo cual permite un acercamiento a otras realidades de la vida de los hombres homosexuales y bisexuales poco visibilizadas.

Ello cobra singular importancia en la zona caribeña —añadiría yo—, si tenemos en cuenta la cultura homofóbica imperante en no pocos de nuestros países, incluyendo la penalización de la homosexualidad en algunas de esas naciones vecinas.

Los resultados de la encuesta —disponible en los tres idiomas de la región: español, francés e inglés y para Haití, también en creole— deben estar listos para la Conferencia mundial de Sida que tendrá lugar en Washington, DC  en julio de este año.

Por los datos de Massiah, hasta el pasado 16 de febrero solo había 45 repuestas desde Cuba (¡Ahora ya tienen al menos una más: la mía!),  y la meta que el proyecto prevé para Cuba es de 300 participantes, lo cual, tanto a los organizadores como a mí, nos parece muy poco. Sobre todo después de que la leí, rellené —es muy fácil, solo hay que marcar entre distintas opciones— y me divertí con algunas de las peliagudas y muy sinceras confesiones que tuve que hacer, tan confidencialmente…

Así que ya saben, cubanos, ¡A ganar la emulación!

Esta es la lista de los países participantes, las encuestas recibidas hasta el 16 de febrero y las que esperan completar los creadores de CARIMIS: 

 Países

Encuestas completas

Metas

 

Antigua y Barbuda

34

100

34%

Bahamas

86

250

34%

Barbados

83

300

28%

Belice

50

200

25%

Cuba

45

200

23%

Dominica

14

100

14%

República Dominicana

284

500

57%

Granada

36

100

36%

Guyana

57

300

19%

Haití

509

600

85%

Jamaica

143

300

48%

San Cristóbal y Nevis

8

100

8%

Santa. Lucía

15

100

15%

San Vicente y las  Granadinas

20

100

20%

Surinam

84

200

42%

Trinidad y Tobago

304

400

76%

Territorios de ultramar (francés, inglés, holandés)

262

250

105%

TOTAL Caribe

2,034

4,100

50%


La composición del Parlamento o Cuando la homosexualidad deja de ser un “asunto privado”

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Cuando el domingo ejerza mi derecho al voto para elegir a los diputados y las diputadas al Parlamento de Cuba, lo haré a sabiendas de cuántas mujeres y hombres, personas blancas y negras; de qué edad y nivel escolar, y hasta cuál tipo de trabajo desempeñan quienes integran la candidatura, pero no tengo la menor idea de la cantidad de homosexuales que habrá en nuestro nuevo gobierno.

No basta —aunque es muy bueno— que en esta próxima legislatura debamos tener como diputada a Mariela.

No basta —aunque es muy bueno— que en esta próxima legislatura debamos tener como diputada a Mariela.

La Comisión Nacional de Candidaturas presentó como un gran éxito el incremento de la composición femenina del 43% hasta casi el 49% entre la anterior y la próxima legislatura, o el 37% de integrantes de raza negra y mestiza que ahora tendrá la Asamblea Nacional del Poder Popular; sin embargo, lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros no poseemos confirmación pública de si habrá aunque sea un solo individuo como nosotros y nosotras en el máximo órgano legislativo.

Aquí saltará enseguida el viejo razonamiento de la heterosexualidad hegemónica de que la orientación sexual y la identidad de género son un “asunto privado”, y a nadie le importa con quién uno mantiene relaciones sexuales o cómo cada persona siente su feminidad o masculinidad. Sobre todo porque es más cómodo que la gente disimule, calle, ignore y no pretenda hacer política contra ese orden predominante.

En este punto es muy probable que hasta mis amistades heterosexuales más tolerantes posiblemente me cuestionen: ¿Te imaginas que empezaran a preguntar a las personas cuál es su orientación sexual cuando les propongan para ocupar un cargo público? ¿No resultaría eso para la comunidad LGBT tan discriminatorio como marginarles e impedirles acceder a tales puestos?

Y por supuesto que ahí no estriba el problema, ni tampoco sería el objetivo. Mi gran preocupación es que todavía las personas LGBT que dirigen en Cuba al parecer no sienten la necesidad, ni comprenden la importancia, o tienen miedo de salir del closet de manera pública para hacer política a favor del derecho a la libre orientación sexual e identidad de género.

Pero hay más, el Partido comunista de Cuba aprobó entre sus objetivos de trabajo “enfrentar los prejuicios y conductas discriminatorias por color de la piel, género, creencias religiosas, orientación sexual, origen territorial y otros que son contrarios a la Constitución y las leyes, atentan contra la unidad nacional y limitan el ejercicio de los derechos de las personas”.

Ya vimos que el color de la piel y el género son indicadores sobre los cuales hay una estadística fiel en los diferentes niveles de dirección para medir el avance en esa política inclusiva. El origen territorial no suele resultar una condición particularmente relevante para el ejercicio de los cargos —por el contrario, ahora la tendencia quizás es importar hacia responsabilidades nacionales a directivos provenientes de las provincias más desfavorecidas—, y en el caso de los órganos de gobierno ese aspecto lo resuelve en gran medida su propia naturaleza geográfica o el carácter representativo por regiones.

Las creencias religiosas tampoco son un requisito a particularizar de manera individual o colectiva como un dato público, pero sí hay cuidado en incorporar en instancias del Poder Popular a líderes de distintas iglesias o tipos de fe, quienes —por cierto— son muy activos en el Parlamento y predican con muy buen tino y mucho orgullo sus convicciones.

¿Por qué, pues, entre esos prejuicios contra los cuales el Partido tiene la obligación de luchar, el único misterio insondable, la única condición humana que nadie asume, el único discurso que nadie arriesga en un cargo de relevancia en Cuba, es ser homosexual, bisexual o transgénero?

No basta —aunque es muy bueno— que en esta próxima legislatura debamos tener como diputada a la directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), Mariela Castro Espín, quien lidera las campañas educativas estatales por el respeto a la diversidad sexual. Tampoco es suficiente que ya contemos en un municipio rural como Caibarién con la primera persona transexual electa por su comunidad para delegada de circunscripción  o consejal.

Al menos no es suficiente para mí, y probablemente para muchas otras personas LGBT que desearían un mayor compromiso, visibilidad y activismo de nuestros iguales que ocupan importantes puestos públicos o son figuras de prestigio en cualquier esfera de la vida social en el país.

Por eso, al votar puntualmente este domingo en las elecciones generales, lo haré entonces con la esperanza y como una exhortación abierta y muy enfática, para que también en este enfrentamiento contra la homofobia y la discriminación en todas sus variantes, nos sirvan de ejemplo —más temprano que tarde— los diputados y las diputadas  de nuestro próximo Parlamento.


Nuevo Código de Trabajo podría proteger por primera vez derechos de homosexuales en Cuba

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El reconocimiento del derecho al trabajo con independencia de la orientación sexual o la identidad de género de las personas podría incluirse en una nueva ley, si todos los trabajadores y las trabajadoras que somos homosexuales, bisexuales o trans proponemos en nuestras secciones sindicales una adición al anteproyecto de Código de Trabajo que actualmente se discute en Cuba mediante consulta popular.

De lograrse la adición contra la homofobia en el Artículo 2 del Código del Trabajo empezaríamos a figurar entre las naciones que poseen leyes que prohíben la discriminación debido a la orientación sexual y dejaríamos de pertenecer al grupo de países que aparece en los mapas anuales de ILGA bajo la leyenda de “Ninguna legislación específica”.

De lograrse la adición contra la homofobia en el Artículo 2 del Código del Trabajo empezaríamos a figurar entre las naciones que poseen leyes que prohíben la discriminación debido a la orientación sexual y dejaríamos de pertenecer al grupo de países que aparece en los mapas anuales de ILGA bajo la leyenda de “Ninguna legislación específica”.

Está en nuestras manos como lesbianas, gays, bisexuales o trans (LGBT) plantear con fuerza esta idea, en primer lugar al sindicato al cual pertenecemos en cada centro laboral y luego a través de los dirigentes del Estado y los diputados y las diputadas a la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), de manera que el nuevo Código de Trabajo resulte la primera legislación expresamente antidiscriminatoria que proteja nuestros derechos en el país.

La iniciativa que pongo a consideración de los grupos y las personas de cualquier orientación sexual o identidad de género —incluyendo a las heterosexuales— que realizan activismo por los derechos sexuales en la Isla, ya sea desde espacios institucionales o de manera independiente, consiste en proponer una modificación al inciso A del Artículo 2 del Anteproyecto de ley del Código de Trabajo.

Este documento se debate ahora mismo y hasta octubre próximo en todos los centros laborales de la nación, por acuerdo del Parlamento y en coordinación con la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en correspondencia con nuestra usual práctica democrática de discutir las principales leyes con la población.

El citado Artículo 2 de la propuesta legislativa refrenda “los principios fundamentales que rigen el derecho de trabajo”, y en su inciso A, reza:

a)      Toda mujer u hombre en condiciones de trabajar, sin distinción de raza, color de la piel, sexo, religión, opinión política, origen nacional o social, y de cualquier otra lesiva a la dignidad humana, tiene derecho a obtener un empleo con el cual pueda contribuir a los fines de la sociedad y a la satisfacción de sus necesidades y las de su familia, atendiendo a las exigencias de la economía y a su elección, tanto en el sector estatal como no estatal.

La propuesta concreta sería añadir el término “orientación sexual e identidad de género” de forma explícita, además de sustituir el vocablo “sexo”, más restrictivo y anticuado, por el concepto de “género”, con la siguiente posible redacción:

a)      Toda mujer u hombre en condiciones de trabajar, sin distinción de raza, color de la piel, género, religión, orientación sexual e identidad de género, opinión política, origen nacional o social, y de cualquier otra lesiva a la dignidad humana, tiene derecho a obtener un empleo con el cual pueda contribuir a los fines de la sociedad y a la satisfacción de sus necesidades y las de su familia, atendiendo a las exigencias de la economía y a su elección, tanto en el sector estatal como no estatal.

El reconocimiento de manera explícita de este posible motivo para la discriminación laboral contribuiría a alertar sobre una de las tres principales causas de los conflictos que con mayor frecuencia todavía enfrentamos las personas LGBT en Cuba —además de los problemas en el seno de la familia y de la escuela— y a prevenir así cualquier conducta o decisión homofóbica en el ámbito del trabajo.

Esto impediría además que hubiera posibles interpretaciones discriminatorias contra personas homosexuales o trans al aplicar otros acápites de la futura ley, como pudiera suceder en el Artículo 31, el cual enumera entre los requisitos para la idoneidad demostrada, en su inciso C, el “cumplimiento de las normas de conducta general o específicas y las características personales que se exigen en el desempeño de determinados cargos”.

La formulación planteada para la adición al mencionado inciso A del Artículo 2 del anteproyecto de ley sería además consecuente y guardaría correspondencia casi textual con la mención también explícita que hizo la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba en enero del 2012, en su objetivo de trabajo No. 57, que plantea “Enfrentar los prejuicios y conductas discriminatorias por color de la piel, género, creencias religiosas, orientación sexual, origen territorial y otros que son contrarios a la Constitución y las leyes, atentan contra la unidad nacional y limitan el ejercicio de los derechos de las personas”.

Esta sería igualmente una excelente ocasión para que la militancia del Partido Comunista de Cuba, “fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado” según la Constitución, lidere una propuesta de cambio que estaría a tono con la reciente adición a sus estatutos del deber de enfrentar la discriminación por orientación sexual.

Pero sobre todo resulta una oportunidad valiosísima para la sociedad civil, pues si el incipiente movimiento cubano LGBTHI por los derechos sexuales —la H es porque lo integran también activistas heterosexuales— lograra esta inclusión tan necesaria en el futuro Código de Trabajo, empezaríamos además a figurar entre las naciones que poseen “Leyes que prohíben la discriminación debido a la orientación sexual”, tal y como reconoce la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA, por sus siglas en inglés), en la cual Cuba participa activamente.

Dejaríamos de pertenecer así al grupo de países que aparece en los mapas anuales de ILGA bajo la leyenda de “Ninguna legislación específica” y daríamos al mundo una muestra fehaciente y concreta del avance en cuanto al respeto a la libre orientación sexual e identidad de género, no solo en el campo educativo, sino también en materia de derecho.

Exhorto, por tanto, a todas las personas y los grupos de activismo pertenecientes a la comunidad LGBTHI, si están de acuerdo con la sugerencia, a demandar esta modificación al Anteproyecto del Código de Trabajo en las asambleas de nuestras secciones sindicales, así como a hacer llegar la propuesta por todas las vías posibles a las diputadas y los diputados que nos representan en la Asamblea Nacional del Poder Popular, para que no puedan desconocer nuestra voz —y voto— en las discusiones que sobre esta ley tendrán lugar en diciembre durante el próximo periodo ordinario de sesiones del Parlamento.

Invito, en fin, a todos los ciudadanos y las ciudadanas, trabajadores y trabajadoras, a sumarnos a una campaña cívica cuyo eje podría ser:

¡Por una adición contra la homofobia en el Artículo 2 del Código del Trabajo!



Mi iniciación gay o Primero el sexo y después el amor

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Me encantaría contarles que mis primeras relaciones homosexuales fueron el resultado de algún bello romance con cualquier amigo de mi adolescencia o juventud, pero eso sería una gran mentira.

No recuerdo quién me hizo esta foto por aquella época, pero nunca me gustó la expresión de ¿angustia? ¿o simplemente cansancio?

No recuerdo quién me hizo esta foto por aquella época, pero nunca me gustó la expresión de ¿angustia? ¿o simplemente cansancio?

No sé si ese idilio es posible ahora para los jóvenes en Cuba, pienso que tal vez sí; o si lo era hace dos o tres décadas atrás y yo no tuve la inteligencia o el valor para conseguirlo, aunque en sentido general me parece que esa es una de las principales limitaciones que casi siempre nos impone una sociedad homofóbica: para un gay primero viene el sexo; y después, si tenemos suerte, el amor.

Debo comenzar, sin embargo, con otra autocrítica por la intermitencia de estas crónicas biográficas que fueron el propósito original de esta bitácora —hará ya casi cuatro años dentro de pocos meses—, un relato didáctico-reflexivo que dejé pendiente de una continuación, luego de narrarles cómo perdí mi virginidad en cierto lance heterosexual y martiano de mi juventud.

El problema es que en la medida que tales recuerdos avanzan en el tiempo, más difícil me resulta abordar determinados pasajes amatorios sin caer en la pornografía, algo que no me perdonarían mis críticos y defensores más acérrimos, aunque tal vez a numerosos lectores no les disguste del todo esa posibilidad.

Además, la historia reciente, ya sea de alguien insignificante como yo, de una celebridad de la farándula o hasta de una nación, resulta con frecuencia demasiado comprometedora, porque suele involucrar a terceras personas o motivar testimonios paralelos con puntos de vista contradictorios, muy discutibles e incluso encontrados en extremo.

Por suerte no debe suceder lo mismo con mis inicios eróticos con otros hombres, porque como suele ocurrir en estos casos, tales aventuras transcurren en un feroz anonimato.

Y aquí debo volver a hacer una digresión —a riesgo de que una parte de los lectores más morbosos abandonen el intento por curiosear en mi vida privada— para cavilar sobre las desventajas existenciales que nos imponen los prejuicios y la homofobia (No tengan tanta prisa, que luego les voy a narrar cómo sucedió todo).

Traten de recordar, tengan la orientación sexual que sea, el susto que nos produce ese asunto del primer amor. No queremos que nadie nos descubra, somos un manojo de nervios, las palabras no nos salen o no expresan lo que en verdad queremos decir, padecemos de palpitaciones y brincos en la boca del estómago, nos equivocamos, hacemos papelazos, en fin, un desastre que solo parece del todo bello en las telenovelas.

Imaginen, entonces, las personas heterosexuales, qué sentirían si a ese estado ya bastante desconcertante, le adicionaran el terror de un tipo de atracción diferente, que la familia, las amistades, la sociedad en su conjunto desaprueba o rechaza, que provoca burlas e induce a discriminaciones constantes, expresas o sutiles, apartamientos, abusos y hasta violencia.

O incluso, como me sucedió a mí, supongan que no posean referentes cercanos en el hogar o entre las relaciones sociales más próximas, de otras parejas o vínculos estables entre personas del mismo género, ni tampoco hallen ejemplos exitosos, positivos o felices, ya sea en los medios de comunicación o en cualquier otra expresión cotidiana de la cultura, donde el tema no constituya motivo de escándalo o, cuando menos, de suspicacia.

Resulta muy difícil que este mundo tan hostil produzca sentimientos abiertos, transparentes, que pudiéramos compartir de una manera natural, sin más rubor, bochorno, incertidumbre y percepción de peligro del que ya causa el hallazgo de descubrir —sin previo aviso—nuestra dependencia espiritual de otra persona, quien puede o no aceptarnos en su vida.

Por eso me sorprende tanto cuando alguna gente emplea el término de opción o preferencia sexual, o juzga acerca de la presunta libertad que tuvimos o tenemos para ser gay o lesbiana o bisexual, como si fuéramos personas dementes o tontas, para querer de forma voluntaria seleccionar un destino que, en nuestro contexto, nos va a obligar siempre —mientras no triunfe el respeto y la completa aceptación de la diversidad sexual— a dar explicaciones, e incluso puede meternos en tantos problemas.

En fin, que yo seguía en la búsqueda de mi utopía amorosa, la pareja ideal, el romance perfecto con una muchacha tierna a quien mimar, mientras crecían y crecían los deseos incómodos, las fantasías imprevistas, las tendencias recónditas, sin poder suprimir aquellas misteriosas insinuaciones de un placer que no solo me parecía prohibido, sino totalmente inconcebible como parte de un proyecto de vida firme y duradero.

Así comencé a observar, a elucubrar, a alejarme hacia lugares donde parecía que algo distinto podría ocurrir. Y sucedió. Primero distinguí movimientos, dinámicas, huellas; luego quizás escuché rumores, comentarios, pistas. Hasta que un buen día estaba allí, en un paraje a la vez muy cerca y muy lejos, donde la gente actuaba de otra manera, extraña, sigilosa, con miradas furtivas, insinuantes y viscosas.

La primera ocasión en que yo mantuve por voluntad propia un acercamiento sexual con otro hombre, entre las uvas caletas del litoral de Cojímar, no fue nada romántica, ni grata. Solo un impulso, una descarga eléctrica, una masturbación escabrosa que no recuerdo siquiera si fue placentera o incompleta.

Después vino la recurrencia, la exploración de las posibilidades, el acecho premeditado y una aventura ya menos irreal, íntegra, inexperta pero contundente, instantánea y definitoria, en mi propia casa.

Aparecieron entonces las aprehensiones, los remordimientos, las culpas. Descubrí otros sitios de encuentro, posponía al máximo las visitas, luchaba contra mí, las contenciones intermitentes me parecían triunfos hasta que recaía, no entendía nada. Porque no considero tampoco que fuera cobardía de ánimo o cálculo de ventajas sociales por guardar apariencias, al menos no de manera consciente. Más bien creo ahora que había, sobre todo, mucha ignorancia.

Sin embargo, a pesar de mis vacilaciones e inconsistencias no me hice un ermitaño, ni un inadaptado o un alma en perpetua agonía. Proseguí con mis rutinas universitarias, los amores platónicos, las quimeras del amor —siempre heterosexual—, entre realizaciones, ternuras y crisis que me llenaban o incomodaban probablemente más que el hecho en apariencias fortuito, accidental, controlable, alternativo, de mantener relaciones sexuales esporádicas con otros hombres.

La prueba fehaciente: pocos años después me enamoré de la mujer que sería mi esposa.


Mi boda heterosexual o Cómo quedé puesto y convidado

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Mi casamiento un 20 de septiembre hace 18 años fue tal vez el proyecto organizativo más complejo de mi vida, y una de esas aventuras que transcurren entre angustias y sobresaltos, pero con el tiempo nos resultan muy divertidas.

Boda2Después de algo más de un año de noviazgo con la futura madre de mi hijo, la decisión del matrimonio llegó en parte como una componenda familiar ¿de mi suegra? y también por la ilusión que a ambos nos hacía.

En 1996 planificar una boda en medio de la crisis económica fue una osadía mayúscula, y lograr además su realización exitosa todavía hoy me parece una descomunal hazaña colectiva.

Durante todo el verano de aquel año me dediqué a las múltiples gestiones para conseguir los aseguramientos, tanto para el ajuar de los novios, como para las provisiones de la fiesta.

Imprimir las invitaciones fue otra de las gestiones complicadas

Imprimir las invitaciones fue otra de las gestiones complicadas

Por suerte, como periodista del semanario Trabajadores yo escribía en aquella época sobre varios sectores económicos y sus respectivos sindicatos nacionales, los cuales eran nada más y nada menos que las Industrias Ligera y Alimentaria, y las Comunicaciones.

Aquellos contactos —debo confesarlo— resultaron clave en la articulación de mi propia campaña para recabar entre personas amigas y hasta desconocidas toda la solidaridad que merecía una joven pareja de futuros cónyuges.

Mi firma...

Mi firma…

Así aparecieron, mediante solicitudes, endosos y autorizaciones, desde el traje del novio —el primero que tuve, hecho a la medida en un taller para clientes selectos—, hasta dos juegos de sábanas nuevas para un impoluto tálamo nupcial, sin olvidar la cerveza, el cake, los coditos para la ensalada fría… en fin, cada una de esas necesidades siempre crecientes que tales preparativos generan en la sociedad, en correspondencia con esa vieja ley económica descubierta por el marxismo.

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Las fotos en blanco y negro fueron una cortesía del periódico Trabajadores

Tampoco resultaron nimios otros asuntos imprescindibles en la celebración de cualquier himeneo. Por ejemplo, las fotografías en blanco y negro —nada de cámaras digitales ni de video en esa fecha— fueron una cortesía de mi periódico, y ni recuerdo cómo imprimimos las de color.

La transportación del novio y todos nuestros familiares desde Cojímar hasta el antiguo Palacio de los Matrimonios de 25 y N, en el Vedado —y luego en sentido contrario—, corrió a cargo de un automóvil prestado por cada sindicato nacional que yo atendía y alguno más que puso a mi disposición el periódico.

El auto para los novios lo prestó un colega corresponsal de la prensa extranjera

El auto para los novios lo prestó un colega corresponsal de la prensa extranjera

Para trasladar a la novia sola primero y regresar los dos juntos al ágape en su casa luego de casarnos, utilizamos el carro de un compañero de estudios que era corresponsal de la prensa extranjera, por ser el único moderno y presentable que tenía a mano, a pesar de que era bastante pequeño y con solo dos puertas.

No hubo manera de que yo lograra entrelazar bien los brazos para la foto típica del brindis donde se cruzan las copas del novio y la novia, y por eso me gané mi primer regaño conyugal

No hubo manera de que yo lograra entrelazar bien los brazos para la foto típica del brindis donde se cruzan las copas del novio y la novia, y por eso me gané mi primer regaño conyugal

También durante los días previos a la ceremonia hicimos casi una asamblea general en toda regla, para la distribución de las responsabilidades específicas que cada integrante de ambas familias tendría en los distintos momentos de la jornada.

Recuerdo que como cantineros seleccioné a uno de mis hermanos y uno de mis cuñados, primos y otros parientes asumieron la repartición del bufet y las atenciones a los invitados, mi suegra estaría exclusivamente para auxiliar a la novia, y así cada cual con su tarea…

La otra firma...

La otra firma…

Aunque de nada valieron tantas previsiones, pues siempre hubo dramáticos imprevistos que estuvieron a punto de poner en riesgo el éxito del casorio.

Uno de los más peligroso percances ocurrió la noche antes, cuando Oshín, una perra larga y flaca que tenían en casa de mi futura esposa, mezcla de pastor alemán y quién sabe cuál otra raza, trepó sobre un butacón que mi suegro dejó cerca del televisor de la sala, justo donde alguien consideró que había mayor seguridad para resguardar uno de los cake más grandes, y engulló una esquina completa del pastel.

Este no fue el cake de las cajitas

Este no fue el cake de las cajitas

Pero estábamos en pleno periodo especial, y ojos que no ven, corazón que no siente. De modo que cercenamos la porción del dulce que Oshín destrozó, por supuesto con un prudente e higiénico margen adicional, y la parte intacta fue a parar a las cajitas, sin que nunca hasta ahora las personas invitadas lo supieran.

Si a alguien de quienes asistieron a aquel brindis esta noticia le provoca algún tipo de escrúpulos, aunque sea con un retardo de casi dos décadas, le ofrezco mis más solemnes disculpas. Solo puedo añadir en mi defensa que yo también comí cake, lo hallé riquísimo y no me pasó nada.

Otra desagradable sorpresa fue un grano que me salió en la cara la mañana misma del día en que nos casábamos. Justo en el centro de la mejilla derecha, parecía un volcán a punto de entrar en erupción.

El beso no me quedó tan mal...

El beso no me quedó tan mal…

No sé cuántos ungüentos y remedios me untaron desesperadas las mujeres de mi familia para en una carrera contra reloj tratar de disolver, desaparecer, disminuir, disimular aquella roja protuberancia que amenazaba con estropear las imágenes del esperado enlace. Mientras más lo intentaban, mayor era el grano, y así quedó, indeleble y para la posteridad, en todos mis primeros planos.

Por si esto fuera poco, la entrañable amiga mía que debía fungir como mi testigo ante la notaria pública para la formalización de la unión, como es usual en su personalidad —estoy seguro de que ella leerá esto y me odiará— olvidó su carné de identidad en uno de sus francos despistes. Claro que no faltaba allí gente que me quería y en su lugar pude hallar enseguida a otra queridísima madrina sustituta.

Sin embargo, lo más insólito de mi boda aconteció durante la primera noche de nuestra luna de miel en Varadero…


Un debate sobre el activismo o Todo tiene que ver con todo

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Desde hace dos o tres semanas tenía pendiente proponerles la lectura de un interesante debate que publicó la corresponsalía en Cuba del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe. Reúne las opiniones que cuatro activistas por los derechos sexuales —entre otras múltiples “militancias” similares o diferentes entre nosotros— ofrecimos como respuesta a un provocador cuestionario periodístico de cinco interrogantes.

En particular les recomiendo repasar los puntos de vista de Alberto Roque, Sandra Abd’Allah-Alvarez Ramírez e Isbel Díaz Torres, que para mí resultaron muy enriquecedores.

Las breves consideraciones mías, para ahorrarles el trabajo, las reproduzco a continuación junto con cada interrogante y también su respectivo enlace para que puedan leer también lo que dijeron mis colegas.

¿Crees que el activismo LGBTIQ está cambiando la manera de hacer política en Cuba hoy? ¿Por qué?

Me parece demasiada pretencioso afirmar tanto. Preferiría decir que aporta una nueva arista para hacer política, tan válida como otras muchas inquietudes sociales. La política en Cuba, durante décadas, fue muy reafirmativa, de apoyo y respaldo a grandes causas nacionales casi incuestionables, y casi siempre en sentido positivo cuando hacían referencia a problemas internos. Por ejemplo, decir que estamos en contra de algo, aunque ese algo sea la homofobia, ya de por sí suena muy distinto en el espacio público cubano. Rescatar en un sentido crítico y revolucionario la noción de los derechos humanos, término que nos quisieron secuestrar desde la derecha por intereses políticos, es otro mérito indiscutible de nuestro activismo. Y hasta la propia idea de ser activista era bastante inusual, quizás en nuestro contexto ciudadano, antes de la visibilidad de los reclamos para las personas homosexuales y trans.

¿Qué temas incluirías en una agenda política LGBTIQ cubana?

No me creo con el derecho a incluir o excluir nada a nombre de terceros. Como activista, mi agenda política sería toda causa progresista global y nacional que mejore la sociedad cubana y sea en beneficio de todas las personas. Esto incluye los derechos de cualquier grupo que esté en desventaja social, y en particular de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex, porque es el área de experiencia que tengo más cercana a mis vivencias personales, sin renunciar a denunciar cualquier otra injusticia, en cualquier zona de la vida humana, me involucre o no directamente.

Son infinitas las insatisfacciones y expectativas que podemos tener en ese mejoramiento y conquista de derechos, que pasan tal vez por dos ejes fundamentales: la abogacía y la educación cívica. Me parece reduccionista hacer listas de conquistas puntuales a alcanzar, porque podría ser desmovilizador en algún momento, ya sea porque las consigamos, o porque no logremos su concreción con la velocidad que quisiéramos. Dicho de otro modo, para mí como hombre gay cubano es tan importante el fin del bloqueo contra Cuba, como el reconocimiento y amparo legal de todas las familias; el éxito de la actualización del modelo económico, como la educación en el respeto a todas las orientaciones sexuales y identidades de género; el perfeccionamiento de la democracia socialista, como las leyes y políticas antidiscriminatorias e inclusivas para todas las personas, por cualquier motivo.

¿Cómo vez la participación de las y los activista por los derechos de la diversidad sexual en otras causas? Por ejemplo: la lucha contra la violencia de género, el feminismo, la lucha contra el racismo, la participación en proyecto políticos y sociales antisistémicos y anticapitalistas, etc.

Es un deber elemental, tan natural como respirar, alimentarnos o tener relaciones sexuales, con la diferencia quizás de que asumirlo exige que nos preparemos y estudiemos para abogar también por esas otras causas. Lo podremos hacer con mayor impacto y efectividad en la medida que tengamos más y mejor información, sensibilidad y generosidad hacia las otras personas, y valor y sentido autocrítico para enfrentar nuestros propios prejuicios.

¿Crees que es importante la participación política desde una identidad sexual? ¿Por qué?

Sí, siempre que sea útil para cuestionar el poder heteronormativo, patriarcal, machista, homofóbico y transfóbico; y eso creo que ocurre casi en cualquier circunstancia de participación política, hasta si queremos defender la protección del medio ambiente o cualquier otro motivo que nos pueda parecer distante del campo de la sexualidad. Porque, en el fondo, todo tiene que ver con todo.

¿Cuánto puede beneficiar el activismo LGBTIQ al espacio público cubano y al proyecto país?

Mucho, porque es la respuesta ciudadana a uno de los tantos focos rojos que nos llaman a mejorarnos como seres humanos, capaz de generar acciones individuales y colectivas que refuerzan la solidaridad y el civismo, valores que muy posiblemente sean las claves para una sociedad justa y equitativa, con individuos más plenos y libres.


Una década contra la homofobia o Parece que fue ayer

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El tiempo pasa y la gente se va poniendo vieja. Yo no, por supuesto. A partir de la semana que viene volveremos a estar en el centro de la vorágine de otra Jornada Cubana contra la Homofobia, la décima. Increíble.

Parece que fue ayer cuando en 2008 asistí repleto de asombro y emoción al Pabellón Cuba, y escuché por primera vez a otras personas gais, lesbianas, bisexuales, transexuales, travestis, hablar en público —y bien alto— sobre lo que antes siempre estuvo oculto en Cuba: nuestras vidas y problemas.

No soñaba en aquel entonces con tener este blog —faltaba poco más de año y medio para su nacimiento—, ni podía suponer que tendría la oportunidad de acercarme primero y ser parte después, del comité organizador de estas celebraciones a partir del 2010.

Con esa experiencia, tan intensa que me hace difícil discriminar entre la mayor relevancia de un hecho u otro, les propongo lo que sin dudas será una incompleta selección de momentos o aportes claves por cada una de las anteriores Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia.

Debo admitir que al inicio pensé hacerlo solamente a partir de mi (mala) memoria, así como de la revisión de los textos que escribí en esta bitácora y las fotografías que pude conservar; pero luego me di cuenta de que no era suficiente.

Como los recuerdos suelen resultar imprecisos y corría el riesgo de mezclar algunos sucesos y detalles de un año para otro, me tomé el trabajo de cotejar cada acontecimiento con los reportes de la prensa cubana y extranjera que guardé a lo largo de estos diez años.

También debo agradecer a la doctora Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual, quien accedió a revisar una primera versión de este resumen cronológico y me hizo varias oportunas sugerencias para enriquecerlo.

Aunque traté de hacer énfasis en los elementos de mayor novedad o ruptura en cada edición anual, es muy probable incluso que en esta selección escapen asuntos o matices que alguien pudiera considerar también importantes o centrales. Les invito a proponer y añadir.

Estoy seguro de que podríamos enriquecer mucho más este breve recorrido por esta primera década de la Jornada, a partir de las vivencias que cada quien guarda.

Mi humilde intención es que cada cual rememore y atesore para sí, su primera, más íntima o reveladora participación en este empeño, resultado del trabajo, la persistencia, la creatividad y la osadía de tanta gente buena.

Nos vemos del 3 al 20 de mayo en la Décima Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia.

  1. 2007:
  • El 17 de mayo un grupo de personas de la comunidad LGBTI caminan desde el Centro Nacional de Educación Sexual junto con su directora Mariela Castro Espín y especialistas de esa institución hasta el cine capitalino 23 y 12, donde se proyecta y debate la película estadounidense Boys Don’t Cry (Los chicos no lloran, 1999). Fue la primera celebración en Cuba del Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia.
  1. 2008:
  • Con la presencia de Ricardo Alarcón de Quesada, en aquel entonces presidente del Parlamento cubano, abrió sus puertas la primera Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia, en la que sería hasta hoy su sede principal en La Habana: el Pabellón Cuba.
  • La primera Gala contra la Homofobia en el cine teatro Astral reunió decenas de artistas del transformismo, suceso inédito en un escenario “oficial” de la Isla.
  • Comenzó la realización mensual del proyecto cultural cineclub Diferente, a cargo del periodista y crítico Frank Padrón.
  1. 2009:
  • Al intervenir en el Pabellón Cuba, Mariela define que “esta jornada es parte de una estrategia educativa más amplia para llamar la atención sobre el respeto a la libre y responsable orientación sexual e identidad de género”. Explica además la diferencia de la Conga contra la homofobia en relación con otras iniciativas: “No hicimos una marcha gay porque los gays no son el problema; el problema es la homofobia”, dijo la directora del Cenesex
  • Sesionan paneles con especialistas que abordan la diversidad sexual en la familia cubana.
  • La Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba realiza por primera vez jornada de actividades en su sede, con la participación de importantes intelectuales, espacio que continúa hasta hoy.
  • La diversidad es natural: lema que utilizó la jornada en diversos soportes comunicativos, como camisetas y afiches. En la identidad visual sobresalieron los carteles con la frase: Dos iguales también hacen pareja.
  1. 2010:
  • Panel de activistas de Cuba y otros países reúne en el cine La Rampa a un numeroso público de personas LGBTI y sus familias que debatió sobre los derechos de esa comunidad.
  • Expertos del Cenesex impartieron capacitación a oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de La Habana sobre cómo los prejuicios en la actuación policial afectan a gais, lesbianas, travestis y transexuales.
  • Por primera vez la Jornada sale de la capital, para realizar sus actividades centrales en la ciudad de Santa Clara, con un espectáculo de transformismo que cerró la calle Marta Abreu frente al centro cultural El Mejunje.
  1. 2011:
  • El teatro Karl Marx acoge por primera vez la Gala contra la Homofobia, con un espectáculo de transformismo cuya brillantez y originalidad sorprendió al público y tuvo una amplia repercusión en la prensa internacional.
  • En la Casa Estudiantil de la Universidad de La Habana Mariela Castro intercambió con estudiantes y activistas sobre el respeto a la libre y responsable orientación sexual e identidad de género.
  • En Santiago de Cuba más de 450 estudiantes y profesores en la Universidad de Oriente repletaron el teatro del campus para participar en un panel donde intervinieron Mariela Castro junto con otros especialistas y activistas, con quienes sostuvieron luego un animado debate.
  • Amplia discusión entre la población y activistas LGBTI en la Plaza Dolores y en la Plaza de Marte, en Santiago de Cuba.
  • Al rimo de la conga de Los Hoyos, cientos de personas arrollaron contra la homofobia desde la Plaza Dolores hasta la Plaza de Marte.
  • El doctor Jorge Pérez presentó en Santiago de Cuba su libro Sida: confesiones a un médico, donde aborda historia de la epidemia de VIH en el país y cómo contribuye a ella el estigma y discriminación hacia las personas homosexuales.
  • Por primera vez se empleó uno de los lemas más visibles de estas Jornadas: Humanidad es diversidad, al cual acompañaba la expresión: Por los derechos sexuales como derechos humanos. También tuvo gran repercusión la frase: La homosexualidad no es un peligro, la homofobia sí.
  1. 2012:
  • Mariela anunció en conferencia de prensa que por primera vez en todas las provincias habría actividades con motivo del Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia.
  • Estudiantes de la Escuela Latinoamericana de Medicina dialogaron con Mariela Castro en un intenso debate multicultural en relación con la libre orientación sexual e identidad de género.
  • Panel de activistas y conga por el Prado de Cienfuegos congregó a cientos de activistas y público general.
  • El otrora estelar pitcher de Cienfuegos, Yosvany Pérez Ruiz, al intervenir en un panel que tuvo lugar en la Universidad de Ciencias Médicas de esa provincia, reconoció en público la existencia de jugadores homosexuales dentro del pasatiempo nacional y aludió a las dificultades que atraviesan como consecuencia de la homofobia que predomina en este deporte.
  • Periódico Granma publicó el artículo La homofobia es lo que debemos curar, en lo que sería el primer trabajo de género no informativo en el órgano oficial del Partido a propósito de la Jornada.
  1. 2013:
  • Con el lema Hogar es amor, respeto e inclusión, comenzó la práctica de dedicar la jornada de forma bianual a un tema específico, en este caso la familia.
  • René González Sehwerert, uno de los Cinco Héroes cubanos que sufrieron cárcel en los Estados Unidos por luchar contra el terrorismo, participó en actividades de la Jornada e intervino en la Gala. Desde el 2011 la comunidad LGBTI cubana incluyó en la Conga expresiones de solidaridad y reclamo de libertad para los Cinco.
  • Primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, asistió a la Gala Cubana contra la Homofobia, en la mayor muestra de respaldo político público a la Jornada por parte del Estado y el gobierno.
  • Medios nacionales y extranjeros destacaron con amplitud consignas de la Conga: ¡Socialismo si, homofobia no! y ¡Unidad en la diversidad!
  • Primer Festival Deportivo contra la Homofobia y la Transfobia. Lo inauguraron Mariela y el entonces presidente del Inder, Christian Jiménez Molina.
  • Participaron también en todas las actividades Lohana Berkins, reconocida activista trans de Argentina; y Adela (José Agustín) Hernández González, primera delegada trans de Cuba por municipio de Caibarién.
  • Activistas con banderas arcoirís presenciaron juego de béisbol entre Industriales y Ciego de Ávila por el pase a la final del campeonato, hecho que trasmitió la TV.
  • Uno de los canales educativos de la televisión cubana trasmitió por primera vez la gala contra la homofobia en el teatro Karl Marx.
  1. 2014:
  • VI Conferencia Regional de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans para América Latina y el Carible (Ilgalac) en Varadero y La Habana, primer gran evento internacional de líderes LGBTI que aconteció en el país.
  • En Manzanillo participó en los festejos el popular artista Candido Fabré, quien compuso tema musical bailable exclusivo para la Jornada.
  • Por vez primera la Mesa Redonda de la TV cubana, uno de sus principales espacios informativos, dedicó un programa a la Jornada, bajo el título La familia diversa.
  1. 2015:
  • Comenzó la realización de las celebraciones de amor durante las actividades en el Pabellón Cuba, durante las cuales parejas homosexuales recibieron la bendición de líderes religiosos de Estados Unidos, Canadá y Cuba.
  • Se entregó por primera vez el premio CENESEX —In Memoriam— a Vilma Espín Guillois
  • La Central de Trabajadores de Cuba recibió por primera vez en su sede, el Palacio de los Trabajadores, a activistas de la comunidad LGBTI de Cuba y otros países, quienes compartieron y debatieron junto con especialistas en derecho laboral y dirigentes de los sindicatos cubanos y de América Latina y el Caribe. Presidió Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la CTC.
  • Sindicatos participaron por primera vez en la ya tradicional conga contra la homofobia y la transfobia en La Habana, en respuesta a la convocatoria del secretario general de la CTC, para abordar la discriminación en espacios laborales.
  • Guateque campesino contra la homofobia en Las Tunas, donde por primera vez coincidieron de manera armónica las celebraciones de la Jornada y del Día del Campesino.
  • Creación del lema Me incluyo, como centro de la campaña de comunicación sobre la Jornada.
  • Entre las consignas que corearon las personas durante la Conga, los medios destacaron esta vez: ¡todos los derechos para todas las personas!
  1. 2016:
  • La conga contra la homofobia en La Habana extiendió por primera vez su recorrido tradicional por el Malecón, desde la Piragua, hasta subir por 23 al Pabellón Cuba.
  • Marta Sánchez, reconocida intérprete española, asistió como artista invitada en la Gala.
  • Participó en las actividades de Matanzas Louis-Georges Tin, activista francés nacido en Martinica y creador del Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia.

Aquí les dejo la más reciente versión, casi final, del programa para este año:


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